Una pregunta compleja que intentaré responder de manera simple. No representa una única «verdad», es tan sólo una mirada dentro de muchas miradas posibles que, acaso, nos ayude a pensar en conjunto.
Una de las preguntas que más he recibido a lo largo de los años es si todas las plantas son medicinales. Debo confesarte que no hay una mirada unánime de los especialistas al respecto. Los argumentos se encuentran divididos entre quienes piensan que sí lo son, sólo que la ciencia aún no lo ha descubierto; y quienes manifiestan que no todas las plantas pueden considerarse curativas. Yo creo que dentro del Reino Vegetal contamos con:
- Plantas medicinales: ejemplares botánicos que por determinadas características de sus componentes químicos (denominados «principios activos») poseen un efecto terapéutico directo sobre nuestro organismo. Rudolf Steiner sostuvo que las plantas medicinales tienen tendencia a desarrollar un elemento estructural o proceso parcial desmesuradamente, haciendo de él el rasgo sobresaliente que las caracteriza. Lo que hace que una planta sea medicinal es su anormalidad. Se distorsiona y sale del «arquetipo vegetal» para desarrollar unas cualidades que le son únicas (¿no es maravillosa esta definición?).
- Plantas potencialmente medicinales: 1) ejemplares botánicos con propiedades medicinales aún no descubiertas; 2) ejemplares botánicos que se encuentran en etapa de investigación.
- Plantas no medicinales: 1) ejemplares botánicos que poseen principios activos insuficientes o irrelevantes para considerarlos medicinales; 2) ejemplares botánicos con elementos interesantes a tener en cuenta en jardinería y paisajismo (aquellos que usualmente conocemos como «ornamentales»); 3) ejemplares botánicos que por su estructura química son altamente tóxicos (aún en dosis ínfimas) y podrían provocar efectos irreversibles en la salud humana, animal y sobre otras plantas. Por ejemplo: el Potus (Epipremnum aureum).
En resumen, todas las plantas medicinales podrían ser ornamentales, pero no todas las plantas ornamentales podrían ser medicinales. De todos modos, siempre recuerda que (como escribió Paracelso), la diferencia entre un medicamento y un veneno es la dosis; así que es importante destacar que todo el Reino Vegetal -sin excepción- posee, en mayor o en menor medida, precauciones, contraindicaciones y advertencias.
¿Quién determina que una especie botánica cumple determinados parámetros medicinales?
Existen muchas más plantas medicinales que aquellas que la ciencia reconoce dentro de la farmacopea oficial; entonces, ¿cómo saberlo, cuando una determinada especie no figura en ningún Vademecum de Fitoterapia? Allí es donde intervienen las personas que convivieron con las plantas a lo largo de los años y han sabido transmitir sus conocimientos herbolarios de generación en generación.
El conocimiento de la medicina de las plantas está basado en la observación, la experiencia y el conocimiento profundo del entorno. Transmitido de generación en generación y enriquecido por la integración cultural de la población nativa y migrante, este saber devino en la medicina popular (o tradicional) y la herbolaria actual. Pero, ¿cómo arribaron nuestros ancestros al conocimiento de las especies vegetales medicinales y alimentarias? En primer lugar, a través de la observación de los animales, si los animales comían determinada planta era un indicador de sus propiedades. Si bien nuestro metabolismo y el de los animales son distintos, era una aproximación bastante acertada a sus virtudes. Desde hace miles de años, el comportamiento de los animales nos enseña a curarnos y a cuidarnos. En segundo lugar, directamente colocando una pequeñísima parte sobre la lengua y así ver si se desencadenaba algún efecto adverso. Por supuesto que en ninguno de los dos casos se estuvo a salvo de intoxicaciones. Y de este modo, experimentando, se fue trasladando al saber escrito y oral de los pueblos.
El término “Herbolaria” remite al tratamiento de las enfermedades con plantas. Es la utilización de productos de origen vegetal con finalidad terapéutica, para prevenir, aliviar o curar un estado patológico, o con el objetivo de mantener la salud. La diferencia entre Herbolaria y Fitomedicina radica en que la primera es un saber popular y ancestral, mientras que la segunda la aplican sólo los médicos bajo un Vademecum Fitoterapéutico y se encuentra apoyada en la metodología de la investigación científica. La Herbolaria alude a la técnica general y popular de tratamiento a través de los vegetales, la cual puede ser practicada por todos; en cambio, la Fitomedicina es la medicina por medio de los vegetales y la cual sólo puede ser practicada por médicos. Incluye métodos, técnicas y medicamentos con comprobada eficacia por parte de la ciencia. De todas maneras, no podemos hablar de prácticas enfrentadas, sino más bien de saberes “entrelazados”.
La Herbolaria es un camino de búsqueda constante y la antesala de lo que actualmente conocemos como «Fitoterapia». De todos modos, la Herbolaria –como un río–, sigue su propio sendero en el cual se entrecruzan la intuición, las enseñanzas ancestrales y la propia investigación. Herboristas, alquimistas, magos de las plantas, brujos, abuelas curanderas, gracias a ellos, su experimentación y su vínculo con la tierra, al día de hoy contamos con innumerables relatos, pócimas, remedios y recetas botánicas que son nuestra medicina tradicional cotidiana y de la cual nace la industria farmacéutica. Un herborista comprende el ciclo de las plantas, acompaña su crecimiento y desarrollo, brinda sostén a ese esfuerzo por sobrevivir y en generosa retribución, ellas brindan al ser humano salud, bienestar y equilibrio. Estos magos de las plantas saben cuándo sembrar, recolectar, formas de conservación de las plantas medicinales y elaboración de remedios herbales.
Mis caminatas, fuentes de descubrimiento
Hablando de Herbolaria, hace unos días, me cruce con esta preciosura de la familia de las magnolias (tradicionalmente medicinales entre muchas comunidades del mundo), e inmediatamente pensé: «¿qué propiedades tendrá? ¿será solamente una belleza ornamental?». ¡Pues resultó que no la encontré en ninguno de mis libros! Así que intenté hallar información en sitios de investigación científica. Aquí te comparto el enlace hacia lo que cuenta de ella el Sistema de Información de Biodiversidad de la Administración de Parques Nacionales: Tulipanero (Liriodendron tulipifera).
Por último, mi sugerencia es que no te automediques con plantas si no posees el suficiente conocimiento herbolario. De ser así, siempre antes de consumir alguna hierba recurre a expertos en plantas medicinales para hacer de ellas un magnífico, eficaz y adecuado recurso terapéutico.
Importante: el consumo de hierbas medicinales es ante todo un tratamiento preventivo y, en segundo lugar, alivia un sinnúmero de malestares, pero de ningún modo deben reemplazar a los medicamentos y/o tratamientos indicados por el médico. Las plantas medicinales poseen precauciones, contraindicaciones y advertencias. Las propiedades aquí descritas son a modo informativo y sobre la base de personas sanas que no estén bajo tratamiento o tomando medicación alopática. Ante cualquier duda o inquietud, debes consultar a tu médico de cabecera.